viernes, 2 de septiembre de 2011

El profesor Lokovitch en Australia

Esta, esta y no otra, es la pinta que se le queda a uno después de tirarse por una duna de arena enorme a una velocidad aterradora. Si queréis más precisión en la medida de la velocidad de descenso os puedo calcular, así a ojo, que bajábamos a unas dos o tres toneladas de arena en los ojos por segundo, creo.


La pinta, como decía, es de profesor loco, justo después de inventar un pelapipas automático o un libro que se lee solo. Es difícil de ver en la fotografía, pero tengo más arena en los bordes de la cara que en el Sáhara. Sobre las cejas, en las pestañas, en la boca, sobre la barba, en el bigote, en las orejas... y no sigo para no ser soez, pero ya pilláis la idea, no?

Por cierto, os habéis fijado en quién sale en la foto también? XDDD

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